La modelo rusa tiene año y medio trabajando en Colombia para marcas de gran trayectoria. Su ímpetu y experiencia en las pasarelas de otros continentes le ha servido para destacarse en el calorcito latinoamericano.
Asistente de vestuario: @fonsi2820
Locación: Plaza Bolívar de Bogotá
La voz de Anna Chernysheva es acogedora. El acento ruso es evidente en su español casi conquistado, ese en el que se ha sumergido desde hace más de cinco años tras casarse con un empresario colombiano. Más allá del idioma -del que se ha encariñado- la modelo se ha sentido a gusto con el sol en este rincón del planeta, al punto de preferirlo sobre el frío que cubre los recuerdos de su infancia. Más bien le da nostalgia con el clima de Bogotá, su actual residencia.
Si bien es cierto que esta rubia esbelta de ojos azules, con 1,75 metros de estatura, no pasa desapercibida en el modelaje latinoamericano, también lo es su extenso currículo en las pasarelas mundiales. A sus 29 años, Anna puede hablar de su extenso trabajo en China por casi tres años, además de Turquía y Estados Unidos, en los que hizo desde fotografías para catálogos, desfiles, comerciales y portadas de magazines. Su labor ha estado condensada en casi siete años continúos.
Todo un logro que le ha permitido tener un portafolio bien nutrido, con muchos estilos y vanguardia europea, el cual puede apreciarse en su cuenta de Instagram, @model_anuta. Allí comparte un sinfín de imágenes y videos que la muestran, además, como uno de los rostros del Bogotá Fashion Week y el Colombia Moda, encuentros exclusivos para los expertos de la moda en Suramérica.
Esta es parte de su vida, esa que le apasiona desde que la conoció cuando tenía 14 años. “Crear ilusiones a través de las fotos, plasmar ideas a nivel de artes es algo que siempre me ha parecido muy interesante”, explica la joven que también disfruta la decoración y el diseño de interiores, facetas que le permiten explorar su lado creativo de forma natural.
Anna, además, es graduada en Administración de Empresas, un título que logró antes de emigrar de Smolensk, su tierra natal, ubicada a unos 360 kilómetros de Moscú. Algunas semanas tiene la agenda full con las cámaras y otras más relajadas, lo que le permite llevar un equilibrio entre las responsabilidades del hogar, sus compromisos y un trabajo que le apasiona.
Su rostro virginal ha sido parte de la imagen de Falabella, Armani, Espritt, Totto, Color Wear y FDS (Fuera de Serie). Sin dejar a un lado que diseñadores como Leal Dacarett, Olga Piedrahita, Faride Ramos y Nidal Nouaihed la han considerado para el lanzamiento de sus colecciones. Anna es exótica para este mercado multicultural que se abre las puertas a la exclusividad.
-¿Cuál es tu sueño como modelo?
Me gustaría trabajar en Nueva York, es una ciudad que tiene mucho movimiento, es vibrante y llena de energía. Me gustaría participar en algo como un American Next Top Model.
-¿Qué es lo más difícil del mundo de las pasarelas?
La competencia. Esto pasa en cualquier país que te encuentres y es muchísima porque hay muchas personas preparadas buscando, a veces, el mismo objetivo.
-¿Cómo una modelo rusa logra entrar al mercado latino?
No ha sido fácil, pero a la vez es bueno porque ven otros books hechos en Europa y Asia, con características distintas. Algunas de mis imágenes se ven diferentes con la variedad de mis looks. Puedo ser un poco diferente y completar una selección de modelos para una pasarela o un catálogo.
-¿Cuál es el trabajo que más has disfrutado en tu carrera?
Un comercial que hice recientemenye para una central de teléfonos y se grabó en una piscina. La cuestión fue que estuvimos todo el día allí y salimos con los dedos arrugados por estar tanto tiempo en el agua. Fue muy agotador, pero divertido.
-¿Qué consejo le das a otras modelos extranjeras que trabajen en Suramérica?
Les diría: recuerda que eres única y no hay otra como tú, ten confianza en ti misma y no escuches a las personas pesimistas. Debes estar segura de lo que haces.*
-¿Cuál es el trabajo que más has disfrutado en tu carrera?
Un comercial que hice recientemenye para una central de teléfonos y se grabó en una piscina. La cuestión fue que estuvimos todo el día allí y salimos con los dedos arrugados por estar tanto tiempo en el agua. Fue muy agotador, pero divertido.
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